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educacion vial

Por desgracia las estadísticas de accidentes viales muestran que muchas de sus víctimas son niños, principalmente al cruzar las calles, por no llevar las sillas protectoras en los automóviles, por ir en la parte delantera del coche sin utilizar el cinturón de seguridad y, en muchos casos, porque el transporte colectivo no presenta el mínimo de elementos de protección para los pasajeros y los pequeños pueden ser los más vulnerables.

La mayoría de los países, especialmente los que envidiamos por su tránsito fluido y ordenado, tienen programas extensos de educación vial que se promueven entre los niños, desde muy tempranas edades.

Si bien la educación vial no exime de tener un accidente o contratiempo de tránsito, al menos garantiza que se está formando una cultura de la circulación, que a mediano y largo plazo redunde en beneficios de convivencia y en un ambiente más seguro para niños y jóvenes.

La educación vial transmite las principales normas del reglamento de tránsito, que incluyen derechos y obligaciones para peatones y personas que viajan en vehículos privados o públicos. Se trata de armonizar las necesidades de todos para circular e incluso regular el sonido de claxon para personas que están en sus hogares u hospitales, logrando la convivencia de todos.

 
  
 

En ciudades grandes como la de México hay un evidente contraste entre la enorme circulación de vehículos, las distancias que recorren las personas para ir a su trabajo o escuela, las horas que se viven dentro de un transporte —ya sea particular o colectivo— y la poca educación vial que recibe la población, incluso de los que tramitan su licencia de manejo.

Por desgracia las estadísticas de accidentes viales muestran que muchas de sus víctimas son niños, principalmente al cruzar las calles, por no llevar las sillas protectoras en los automóviles, por ir en la parte delantera del coche sin utilizar el cinturón de seguridad y, en muchos casos, porque el transporte colectivo no presenta el mínimo de elementos de protección para los pasajeros y los pequeños pueden ser los más vulnerables.

La mayoría de los países, especialmente los que envidiamos por su tránsito fluido y ordenado, tienen programas extensos de educación vial que se promueven entre los niños, desde muy tempranas edades.

Si bien la educación vial no exime de tener un accidente o contratiempo de tránsito, al menos garantiza que se está formando una cultura de la circulación, que a mediano y largo plazo redunde en beneficios de convivencia y en un ambiente más seguro para niños y jóvenes.

La educación vial transmite las principales normas del reglamento de tránsito, que incluyen derechos y obligaciones para peatones y personas que viajan en vehículos privados o públicos. Se trata de armonizar las necesidades de todos para circular e incluso regular el sonido de claxon para personas que están en sus hogares u hospitales, logrando la convivencia de todos.

 
  
 

En ciudades grandes como la de México hay un evidente contraste entre la enorme circulación de vehículos, las distancias que recorren las personas para ir a su trabajo o escuela, las horas que se viven dentro de un transporte —ya sea particular o colectivo— y la poca educación vial que recibe la población, incluso de los que tramitan su licencia de manejo.

Por desgracia las estadísticas de accidentes viales muestran que muchas de sus víctimas son niños, principalmente al cruzar las calles, por no llevar las sillas protectoras en los automóviles, por ir en la parte delantera del coche sin utilizar el cinturón de seguridad y, en muchos casos, porque el transporte colectivo no presenta el mínimo de elementos de protección para los pasajeros y los pequeños pueden ser los más vulnerables.

La mayoría de los países, especialmente los que envidiamos por su tránsito fluido y ordenado, tienen programas extensos de educación vial que se promueven entre los niños, desde muy tempranas edades.

Si bien la educación vial no exime de tener un accidente o contratiempo de tránsito, al menos garantiza que se está formando una cultura de la circulación, que a mediano y largo plazo redunde en beneficios de convivencia y en un ambiente más seguro para niños y jóvenes.

La educación vial transmite las principales normas del reglamento de tránsito, que incluyen derechos y obligaciones para peatones y personas que viajan en vehículos privados o públicos. Se trata de armonizar las necesidades de todos para circular e incluso regular el sonido de claxon para personas que están en sus hogares u hospitales, logrando la convivencia de todos.

 
  
 

En ciudades grandes como la de México hay un evidente contraste entre la enorme circulación de vehículos, las distancias que recorren las personas para ir a su trabajo o escuela, las horas que se viven dentro de un transporte —ya sea particular o colectivo— y la poca educación vial que recibe la población, incluso de los que tramitan su licencia de manejo.

Históricamente la Educación Vial ha sido un tema que de una u otra manera ha preocupado tanto a nivel social como educativo. A nivel social, por las consecuencia socio-económicas derivadas de los accidentes de tráfico y a nivel educativo desde la tarea preventiva que podía realizar la Escuela.

Pero es a partir del año 1985 cuando se empieza a incluir la Educación Vial dentro del Área de Ciencia Sociales con una metodología cercana a la que luego propondría la reforma educativa L.O.G.S.E.. Reforma que le da a la Educación Vial para la Etapa de Primaria la categoría de Línea Transversal al resto de las Áreas: "...la educación moral y cívica, la educación para la paz, para la salud, para la igualdad entre los sexos, la educación ambiental, la educación sexual, la educación del consumidor y la EDUCACIÓN VIAL estarán presentes a través de la diferentes áreas a lo largo de todas las etapas".

Este CURSO apuesta por un enfoque PREVENTIVO Y TRANSFORMADOR que no esté únicamente centrado en el aprendizaje de conceptos o procedimientos. Planteamos impulsar un CAMBIO de determinadas ACTITUDES por parte del alumnado. Actitudes que sean perdurables a lo largo del tiempo y que a su vez FOMENTEN VALORES socialmente deseables.

La generalización del fenómeno circulatorio, además de progreso, rapidez y comodidad, genera problemas, el principal los accidentes de tráfico, siendo el factor humano el principal causante.

Para solucionar este problema de salud pública, una de las líneas de actuación imprescindible es la adquisición de VALORES VIALES en los ciudadanos, algo que constituye un paso más que el conocimiento de normas y señales de circulación. Se trata de la EDUCACIÓN VIAL, el mejor camino para la formación de una conciencia vial.

Podemos definir la Educación Vial como parte de la Educación Social, siendo una eficaz base de actuación ciudadana, dado que trata de crear hábitos y actitudes positivas de convivencia, de calidad de vida, calidad medioambiental y la SEGURIDAD VIAL.

Para que la Educación Vial sea una realidad eficaz, precisa de una presencia constante en todas y cada una de las fases de formación de los ciudadanos, desde los primeros años de vida, por el constante y fuerte protagonismo del tráfico en nuestra sociedad

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